miércoles, 11 de noviembre de 2020

capitulo 37














Guillermo está triste en la cama. En ese piso en el que Emilio vivió toda su vida y que ahora él se ha apropiado como suyo. Le gusta ese lugar. Es donde Emilio quería vivir con él y por lo que Guillermo como su esposo quiere esperarlo ahí. No hace más que mirar. Las fotos, leer el diario de Emilio y mirar esas fotos suyas que con tanto amor Emilio coleccionó son su máxima distracción. La hacen sentir cerca de Emilio. Llaman al timbre. El guapo inglés se levanta. No conoce a la persona quien llama. Abre un poco la puerta. Parece un vendedor:

--no compro nada..

El hombre muestra una tarjeta:

--soy el abogado del señor Emilio Vidal.

Guillermo deja pasar al abogado muy ansioso. Lo zarandea:

--¿¡¡¡dónde está mi marido ?¿¡dónde?¡

--salió del país, no lo quiere volver a ver.

Guillermo se lleva las manos a la cabeza. Está desesperado. 

--¡¡tengo que hablar con él ¡¡ ¡¡usted me tiene qué decir dónde está¡¡

Guillermo agarra al hombre con violencia, el abogado se lo saca de encima.

--Yo vine a pedir que deje libre esta propiedad para que mi cliente pueda venderla.

--¡este el hogar mío y de mi marido y nadie lo va a vender!

--usted sabe que ese matrimonio no se registró todavía en España. El trámite se ha cancelado. Ese matrimonio no existe.

Guillermo está conmocionado. Recuerda la primera vez que hizo el amor con Emilio y no puede creer que él quiere renunciar a él sin escucharlo. El abogado le muestra un cheque:

--esto es para usted por los servicios prestados a mi cliente pero debe irse de este piso.

Guillermo mira molesto el cheque que le muestra el abogado.

--¡¡yo me quedo en nuestra casa esperando a mi marido¡

el abogado le muestra el cheque:

--es por valor de la mitad de los bienes de su esposo. El señor Vidal le agradece los servicios prestados y se los paga muy bien pero ya no necesita de sus servicios.

Guillermo está muy herido. Le duele pensar que Emilio lo odia tanto que está dispuesto a lo que sea para dejarlo atrás. Guillermo rompe el cheque.

--¡Emilio es mi marido, hasta que  no me dé la cara yo me quedo!

--¿a caso no sabe que es el amante de su primo?¿para qué quiere vínculo con él?

Guillermo sonríe pero no quiere desenmascarar a su primo.

--¿que es lo que quiere conseguir? --el abogado.

--quiero que  vuelva a nuestra casa, yo lo espero.

El abogado parece que no lo escucha. Está convencido que el joven es un oportunista.

--lo podemos echar de esta propiedad y se quedará sin  nada.

--lucharé para que reconozca que Emilio es mi marido y esta nuestra casa.

--¿que quiere más dinero?

--¡¡quiero verlo¡¡ --sentencia Guillermo.

--le daremos mucho dinero. El señor Vidal quiere recompensarle los servicios prestados. Le da todo su dinero si así lo quiere usted. Sólo quiere está vivienda.

--no se puede comprar mi amor --dice lloroso y muy herido por el rencor de Emilio.

El abogado sonríe:

--sabemos que se casó por dinero.

Guillermo da un golpe a la mesa furioso:

--¡¡no es verdad¡

El abogado no quiere escuchar la verdad de Guillermo:

--eso no importa, si insiste en que su matrimonio es válido y no se quiere ir de aquí, no le sacará nada más que este sucio piso.

--¡¡este sucio piso como usted lo llama es nuestro hogar, aquí lo espero¡

Guillermo abre la puerta:

--¡¡fuera¡

El abogado le da su tarjeta.

--deje de fingir y acepte el dinero por sus servicios.

Guillermo rompe la tarjeta.

--¡¡fuera¡

El inglés cierra la puerta y cae en el piso aullando de dolor por el desprecio de su amado. Llaman al fijo. Se lanza con desesperación esperando noticias de su amado.

--¿quién?¡

Es el fotógrafo para decirle que ya está el trabajo que encargó su marido. Guillermo lo va a recoger con curiosidad. Se emociona al ver que es su álbum de bodas. Todas las fotos en un libro. Sus ojos se llenan de lágrimas. Ese álbum es la prueba del amor de Emilio y le reafirma en su idea de no salir de ese piso y esperarlo seguro que volverá a buscarlo.


1 año después...



,

Guillermo es un guapísimo hombre de 34 años. Seductor pero amargado. Apenas sale. Vive encerrado en el piso donde vivió toda su vida Emilio.  Dani va a verlo. Sonríe. Se le ve feliz.

--hombre, que gusto --Guillermo.

Los dos se funden en un abrazo. 

--te ves muy bien. Pareces feliz. Ven pasa. --Guillermo.

Guillermo ha perdido el contacto con el mundo.

Toman unas cervezas en el sofá. Guillermo se alegra de verlo y de verlo tan bien y feliz. Dani lo mira con mucho cariño.

--en cambio tú estás hecho un asco. Ya olvida al rarito. No va a volver.

Guillermo da un golpe a la mesita que hay delante:

--¡¡yo lo amo y lo voy a amar toda la vida¡

--es que es enfermizo lo que le estás haciendo a tu cuerpo ¡¡un año sin sexo¡

--Emilio es mi marido y por él cualquier sacrificio vale.

--Me preocupa, esto tuyo no es normal.

--el amor me cambió.

--eso no es amor. Es obsesión. Locura. El rarito te ha contagiado sus rarezas. Ahora eres tú el raro del barrio. Es cierto eso que dos que duermen en el mismo colchón son de la misma condición.

--yo amo a mi bonito. Después de él nunca nadie me tocará. Soy suyo de por vida.

--Pero al rarito no le importa ¿crees que le importará que te estés matando de abstinencia? ¡¡te estás secando¡

Muy amargado Guillermo dice:

--me sequé el día que me dejó.

--Es que ya no sales. No pinchas. Malvives. No te diviertes. Sal un día conmigo. Nos iremos a una fiesta y volverás a ser el de antes.

Guillermo medio sonríe. Le pone la mano en el muslo a su amigo fraternalmente:

--no quiero volver a ser el de antes. Ese Guillermo frívolo que sólo se quería divertir con todos murió. Quiero ser un hombre nuevo para Emilio. Y ya tengo trabajo fijo.

--¿no me digas que te aceptaron en el cuerpo de Bomberos?

--así es. Mi bonito  sabrá que yo lo quiero a la buena, que no me importa su dinero y que con mi sueldo nos puedo mantener.

--¿y si no regresa nunca?

Esa posibilidad la derrumba:

--¡¡tiene que regresar¡¡¡tiene que volver¡¡ pero no hablemos de mi ¿y esa cara de felicidad?

Dani no puede disimular una sonrisa de enamorado. Guillermo habla con mucho cariño.

--te me has enamorado, cabrón.

Guillermo lo abraza con mucho cariño. Lo toca y  Dani ya no se excita. Le ha costado olvidar el deseo que por años ha sentido por él pero lo ha hecho.

--Hace semanas que no insistes en acostarte conmigo. 

--ya sé que eres casto --Dani.

Guillermo le hace cosquillas para que confiese.

--¡Te lo leo en los ojos ¿ quien es?… estas enamorado!

Dani suspira. Enamorado. No dice nada.

-¡Oye tú me pedias siempre detalles! ¡y a ti te encantaba darme detalles¡ las pocas veces que mojabas¡

Los dos se miran con mucho cariño.

--Es que soy su primer hombre. Esta confundido. No quiere que se sepa. Yo estoy muy enamorado y no quiero estropear las cosas

--¿Es del Barrio?¿ Lo conozco?

Dani se hace se se cerrase la boca con cremallera 

--¡Lo es, le conozco!

Se le tira encima. Habla divertido pero con cariño.

--¡ojalá tú si tengas suerte!

 Acompaña a Dani a la puerta. Guillermo ve a Billy que baja las escaleras con la pequeña. Diana se tira en brazos de Guillermo. Dani se despide de los tres  Los dos hermanos se llevan muy bien. A Guillermo le duele ese secreto que Billy no sabe, que esa pequeña es la hermana de él, que no es la hija de Billy. Los dos primos que tampoco saben que parentesco les une en realidad se miran con cariño. Ya han olvidado un poco las penas.

--¿cómo lo llevas?

Billy lo mira resignado:

--intentando disfrutar de mi vida de soltero. A las chicas les resulta muy sexy un  padre soltero pero yo me siente vacío.

--pues yo haciendo vida de cura.

Billy le señala el buzón que aún está puesto el nombre de Emilio:

--¿no vas a cambiar la placa?

A Guillermo le gusta aunque también le duele ver esa placa en el buzón con el nombre de los dos. La acaricia:

--yo sé que va a volver y todo lo espera tal y como lo dejó.

Billy mira a Guillermo con pena. Nadie mejor que él para comprender lo que se siente al ser abandonado.

--No quiero que nadie olvide que Emilio se casó conmigo ¡¡que es mi marido¡ ¡¡porque le guste o no, aunque no sepa nada de él, aunque parezca que se ha borrado del mapa es mi marido¡

--el matrimonio nunca se legalizó aquí.

Guillermo se lleva la mano al corazón.

--pero sí aquí --emocionado.

--¿y has localizado a la madre?

--se la pasa viajando. Tirando el dinero de su hijo. Me da pena el perro. Está solo en esa gran casa. 

--es extraño que lo haya abandonado.

-- ¿vamos dentro?

Guillermo tiene la pequeña en brazos que quiere jugar. Guillermo es muy cariñoso con ella. Entran en  el piso. La pequeña se entretiene jugando con unas cosas que Guillermo tiene para cuando la niña lo va a visitar. Billy se sienta en el sofá, Guillermo se acerca a él con dos latas de cervezas. Billy mira la foto de Emilio con Guillermo en su boda:

--yo creo que no va a volver, deberías hacer tu vida.

--¿y tú? Ir de chica en chica no te hará feliz.

--Yo también me quedé solo y te juro que he intentado enamorarme pero no puedo. Eso es lo único que me relaja.

--Yo no puedo, es que mi cuerpo no me acepta ser de otro y no quiero ser de otro.

Billy se levanta y Guillermo también.

--yo al principio tenía la esperanza que Cris iba a volver ¡¡no podría creer que abandonara a su hija¡ ¡¡pero ni sus padres saben de ella¡

Guillermo pone su mano en los hombros de su primo:

--eres un gran padre.

--tengo mucha suerte de tu abuela. Ella se está portando muy bien.

--yo creo que a tu hija le hace falta una madre.

--Pero yo sigo casado con Cris.

--¿tienes la esperanza que vuelva?

--No, el odio borró el amor que sentía por ella. Y hace tiempo las cosas no iban bien. De no ser por Diana nos hubiéramos separado hace mucho.

--¿y vas a seguir de cama en cama?

--No me va eso de echar solo un polvo y luego olvidar. Yo quiero algo más  pero tengo mis necesidades.  Yo te juro que el día que aparezca en mi vida una mujer que acepte amarme a pesar de ser un hombre legalmente casado, a pesar de tener una hija te juro que voy a luchar por ella.

--espero que llegue esa mujer y puedas ser feliz con ella.

Billy sonríe con ilusión. Está abierto al amor. No como Guillermo que cerró su corazón desde el mismo día que perdió a Emilio. Su cuerpo, su alma es para su bonito y no quiere en su vida otro hombre  que no sea él. Después de un rato juntos, Billy y su hija se van. Se van tomados de la mano. Guillermo despide a la pequeña con un cariñoso beso. Luego los dos primos se abrazan. Guillermo mira la foto de su marido con tristeza:

--¿¡será que no piensas volver??

El rostro del guapo inglés se llenan de lágrimas.


En la gran casa que heredó de su padre, un triste Emilio acompañado de Beatriz y Neme que salta feliz por volver a ver a su dueño, esparce unas cenizas por el jardín.

--adios, mamá. 

Sus ojos llenos de lágrimas. Beatriz se ha convertido en su único soporte.


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